La sorprendente razón por la que Moisés

rompió las primeras tablas de la Ley

Cuando pensamos en Moisés, a menudo nos viene a la mente la imagen de un líder sabio y paciente. Sin embargo, hay un episodio en particular que parece contradecir esta imagen: el momento en que Moisés, furioso, rompe las tablas de la Ley que acaba de recibir de Dios.

La escena es dramática. Moisés baja del monte Sinaí con las tablas en sus manos, solo para encontrar al pueblo adorando un becerro de oro. Su reacción es inmediata y violenta:

Y sucedió al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, que se encendió la ira de Moisés.

A primera vista, parece un arrebato de ira, un momento de pérdida de control. Pero, ¿es realmente así? ¿Cómo podría Moisés, quien había hablado cara a cara con Dios, actuar de manera tan impulsiva?

La respuesta puede sorprendernos.

En realidad, el acto de romper las tablas no fue un simple arranque de furia. Fue un acto simbólico, cargado de significado y propósito.

Para entender esto, debemos recordar que las tablas de la Ley no eran simples piedras con escrituras. Representaban el pacto entre Dios y el pueblo de Israel. Eran, en esencia, el “contrato” que formalizaba la relación especial entre el Creador y Su pueblo elegido.

Ahora, imaginemos por un momento que estamos firmando un contrato importante. Justo antes de que la tinta se seque, descubrimos que la otra parte ha violado flagrantemente los términos del acuerdo. ¿Qué haríamos? Probablemente, romperíamos el contrato.

Esto es exactamente lo que Moisés estaba haciendo. Al quebrar las tablas, estaba representando visualmente lo que el pueblo de Israel acababa de hacer: romper el pacto con Dios.

El texto nos dice que Moisés “vio el becerro y las danzas” (Éxodo 32:19). En ese momento, comprendió que el pueblo había violado el primer y más fundamental mandamiento:

"No reconocerás los dioses de otros en Mi presencia".

La ruptura de las tablas, por tanto, no fue un acto de ira descontrolada, sino una acción deliberada y profundamente significativa. Moisés estaba comunicando, de la manera más clara y dramática posible, la gravedad de lo que el pueblo había hecho.

Esta interpretación se refuerza cuando consideramos que Dios no reprende a Moisés por romper las tablas. De hecho, más adelante, Dios mismo ordena a Moisés que prepare nuevas tablas para reescribir la Ley (Éxodo 34:1), simbolizando la renovación del pacto.

Entonces, lejos de ser un momento de debilidad, la ruptura de las tablas muestra a Moisés actuando como un líder sabio y un maestro eficaz. Utilizó un acto visual impactante para transmitir una lección espiritual profunda: la gravedad de la infidelidad a Dios y la fragilidad del pacto cuando no se honra.

Esta comprensión más profunda del episodio nos lleva necesariamente a otra pregunta: ¿qué estaban haciendo exactamente los israelitas al pie del monte Sinaí que provocó una reacción tan dramática por parte de Moisés (y de Dios)?

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