El misterio de las aguas

superiores e inferiores en la Creación

En el relato de la Creación, nos encontramos con un pasaje a primera vista incomprensible:

Dijo Dios: “Que haya un firmamento en medio de las aguas y que este separe el agua del agua”. Entonces Dios hizo el firmamento y separó las aguas que había debajo del firmamento de las aguas que había por encima del firmamento. Y fue así.

¿Qué son estas “aguas superiores e inferiores”? ¿Cómo podemos entender este concepto en el contexto de la cosmología antigua?

Para comprender este pasaje, debemos sumergirnos en la mentalidad de los antiguos israelitas y sus vecinos del Cercano Oriente.

En su cosmovisión, el universo se dividía en tres niveles: los cielos arriba, la tierra en el medio, y las aguas subterráneas abajo.

Las “aguas superiores” se referían a lo que hoy llamaríamos la atmósfera y el espacio exterior. Para los antiguos, el cielo azul era como un océano invertido, sostenido por una bóveda sólida llamada “firmamento” o “expansión”. Esta idea explica por qué la lluvia caía del cielo: eran las aguas superiores filtrándose a través de “ventanas” en el firmamento.

Por otro lado, las “aguas inferiores” representaban los océanos, ríos y aguas subterráneas. La tierra firme se consideraba como flotando sobre estas aguas, una idea que tiene sentido si observamos cómo el agua brota de pozos y manantiales.

Pero más allá de esta interpretación literal, los sabios antiguos vieron en esta separación de las aguas un significado más profundo…

Las aguas superiores llegaron a simbolizar el reino espiritual, mientras que las inferiores representaban el mundo material.

Esta división entre lo espiritual y lo físico es un tema recurrente en la Biblia. Por ejemplo, cuando Jacob tiene su visión de la escalera que conecta el cielo y la tierra (Génesis 28:12), está viendo esencialmente un puente entre estas “aguas superiores e inferiores”.

Además, esta idea de la separación entre lo espiritual y lo material nos ayuda a comprender mejor otros misterios de la Creación. 

Por ejemplo, ¿cómo es posible que hubiera luz en el primer día, antes de la creación del sol y la luna en el cuarto día?

Exploramos esta pregunta en el Secreto #2 de “Secretos Bíblicos: 127 trasfondos reveladores sobre las historias más célebres del Antiguo Testamento”. Allí descubrimos cómo la antigua concepción del universo nos proporciona una clave para resolver este aparente enigma.

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