Es una de las preguntas más comunes sobre los primeros capítulos de Génesis:

Si en el mundo solo existían Adán, Eva y Caín, entonces ¿de dónde salió la esposa de Caín con quien tuvo hijos?

Las suposiciones son varias, pero la tradición judía nos guía hacia la más probable. Para entender es necesario regresar a más de 3.000 años atrás y familiarizarnos con el contexto de la época.

En los albores de la humanidad, cuando la población era escasa, el incesto era una práctica común y necesaria para la supervivencia de la especie. En el caso de Caín, dado que al parecer no había otras mujeres disponibles, traer descendencia dependía de esa costumbre.

¿Quiénes eran las posibles candidatas?

Según el relato bíblico, solo existían dos posibilidades para la identidad de la esposa de Caín:

Una hija desconocida de Adán y Eva: Debemos suponer que Adán y Eva hayan engendrado otras hijas cuyos nombres no se mencionan explícitamente en el relato (la Biblia no suele registrar las descendientes femeninas). Si este fuera el caso, Caín se habría casado con una de sus propias hermanas.

La misma Eva: Aunque pueda resultar desconcertante, algunos estudiosos sugieren que Caín pudo haber tenido hijos con su propia madre, Eva, al no haber otras alternativas viables.

¿Pero por qué la Biblia no lo menciona abiertamente?

Probablemente porque, si lo piensas bien, sería como mencionar que el agua moja. Existiendo una sola familia, lo normal era que del mismo hogar naciera descendencia. Además, en el caso de Caín no era importante con quién tuviera hijos. Lo relevante para el proseguimiento de la historia era que tuviera hijos.

En cambio, cuando más adelante la Biblia nos habla explícitamente de una relación incestuosa, lo hace porque a esas alturas de la narración ya se ha vuelto una práctica innecesaria, y por tanto abnormal.

El ejemplo más memorable es el caso de Lot y sus hijas.

Después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Lot y sus dos hijas se refugian en una cueva. Ellas, creyendo (erróneamente) que ya no hay hombres disponibles para asegurar la continuidad de su linaje, emborrachan a su padre y se acuestan con él en dos noches consecutivas. Como resultado, ambas quedan embarazadas.

Todo esto nos lleva a una de las claves esenciales para entender e interpretar correctamente el Antiguo Testamento: a diferencia de una novela contemporánea, el texto bíblico menciona sólo lo que tiene relevancia.

Si algo no ocupa ningún lugar en el texto, es porque simplemente no importa —independientemente de cuánto sentamos su falta. Por otro lado, si nos parece notar alguna redundancia o incluso un entero episodio superfluo, es porque aún no hemos captado el verdadero significado del pasaje.

Por cierto, hablando del episodio de Lot y sus hijas, ¿por qué mencionarlo en absoluto? Al fin y al cabo, no parece más que un chisme morboso que no contribuye en nada al flujo de la historia. Inmediatamente después, Lot y su familia desaparecerán completamente de la narrativa bíblica, que de ese momento en adelante seguirá los pasos de Abraham y su descendencia.

Aquí también, sin embargo, nuestra primera impresión es equivocada. En realidad, el episodio del incesto de Lot con sus hijas no sólo es relevante, sino que posee un enorme impacto cósmico que sólo pocos lectores logran captar.

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